sábado, 10 de noviembre de 2012

MEDITACIONES SOBRE LA PAZ EN EL CINE*


Hace poco tiempo, mientras estaba viendo una película —de esas que muestran imágenes de guerra, sangre, bombazos, tiroteos, muertos, gritos, majaderías, golpes y todas esas cosas que a uno le llena  el alma de espanto— me preguntaba si existiría una estrategia para que por medio de los filmes se logre evitar la guerra en el mundo y se fomente la paz y la convivencia sana entre los seres humanos. Y cabe destacar que pensé y repensé la pregunta que a mí mismo me estaba haciendo, no una, sino muchas veces; casi de manera obsesiva, porque quizá conseguir la paz en el mundo sea el anhelo más esperado y buscado por la mayoría de los seres humanos, durante todos los tiempos de la historia. Pues me rompí la cabeza, como dicen por ahí, de tanto buscar una respuesta; y creo que sí la conseguí  —la búsqueda había valido la pena—…
Pero antes de indicar la solución a la que yo llegué después de analizar el problema que me había planteado, es importante hacer mención de una situación. Es frecuente que en el mundo actual y real, durante todos los días, veamos escenas escalofriantes donde la violencia es el principal actor. Y no debemos de ir tan lejos, simplemente en México se está dando toda esta vorágine agresiva que está rebasando a la seguridad establecida por el Estado —con lo cual tocan y merman la tranquilidad con la que veníamos viviendo, durante muchos años,  los habitantes de este territorio que por tantos tiempo fue considerado como pacifista—. Y nos preguntamos: ¿de dónde viene toda esa marea de violencia generalizada?, ¿qué fue lo que la provocó?
Si analizamos a fondo las familias de aquellos que son violentos, veremos que sus familias fueron y han sido igual, que la comunidad en donde vivieron era igual, que ellos padecieron agresión y, lo que viene al caso para este tema, que las películas que veían  —desde pequeños—  eran con alto contenido agresivo y bélico, no apto para su edad —aunque yo considero que no existe edad para poder ver esta clase de filmes; ya que aunque uno sea adulto, siempre que el contenido de una cinta gire alrededor de la violencia y la guerra, nos estará persuadiendo, de forma casi imperceptible, para que realicemos esta clase de acciones, por más maduros y centrados que seamos o digamos ser.
Así pues, la resolución a la que mi mente por fin llegó, fue la de que en los filmes se haga ver que la guerra no es una forma viable para solucionar los problemas que existen, sino que los conflictos se pueden resolver por medio del diálogo y, si no es posible así, entonces que sea a través de los procedimientos legales ya establecidos. Así mismo, se debe, por medio de las películas, erradicar tajantemente la idea, que se ha impuesto, de que el personaje más violento de la trama —que por lo general es el protagonista— es puesto como un héroe innato que resolverá los problemas del mundo con la agresión, así como que es puesto como un ejemplo a seguir en la vida real, ya que si ese personaje ficticio es importante y destacado durante el desarrollo de la trama, uno puede ser igual en la realidad utilizando vías y métodos agresivos.
Un punto primordial es que las películas que tratan sobre cuestiones de conflictos bélicos o cualquier cuestión de barbarie sean clasificadas para adultos, ya que los niños y jóvenes están en formación y es fundamental cuidar su desarrollo emocional y mental con esta medida —esto abarca el que regulaciones específicas no dejen entrar al cine a los menores de edad [aunque los papás den su autorización para esto] — porque ellos tendrán en sus manos el futuro del mundo y, por ende, el de todos los que habitemos en él. Si una persona ve violencia, lo más seguro es que será violenta con los demás.
En nuestras manos está el avance de nuestra sociedad a una que sea  verdaderamente civilizada y pacífica. Y esto es sólo para nuestro beneficio. No podemos seguir procurando, por medio del cine, salvajismos como la guerra, lo cuales hacen ver a los seres humanos como bestias brutas y egoístas que no piensan en los demás. ¡Pongamos manos a la obra! Cambiar la perspectiva actual del mundo es sólo cuestión de buena voluntad…
*ENSAYO GANADOR DE LA BECA "INNOVATION FOR HUMANITY" PARA PARTICIPAR EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE MENTES BRILLANTES "LA CIUDAD DE LAS IDEAS"

 

miércoles, 9 de mayo de 2012

LAS ELECCIONES: NUESTRO DESTINO

En México estamos en tiemos electorales. El primero de julio escogeremos Diputados Federales, Senadores, Presidentes Municipales y, por supuestos, al Presidente de la República.
Y es cierto que en estas semanas los candidatos (todos, sin excepción) harán proselitismo político de todo tipo (desde mítines masivos, pasando por la promoción al voto y la repartición de playeras, gorras etc., etc., etc.); y, por ende, ellos tratarán de convencer al pueblo de que vote por ellos, de todas las maneras habidas y por haber...
Pero, en lugar de ver todo este marketing político desplegado por todos los candidatos, los ciudadanos debemos fijarnos en sus propuestas, su rayectoria anterior y sus antecedentes. Y, sobre todo, estar bien conscientes de la verdadero estado en el que se encuentra México (bueno o malo, que todos sabemos que México no está en una situación mala... sino pésima). Todo esto sin presiones de ninguna clase, ni dejarnos comprar por dinero.
Los ciudadanos debemos ver quién es el mejor para el puesto de elección popular. Quién, verdaderamente, trabajará por el bien de nuestro país. En pocas palabras, quien es el mejor.
Los ciudadanos tenemos el derecho del sufragio, pero ese erecho se convierte en una importantísima responsabilidad; quizá una de las más importantes de toda persona capacitada para ejercer plenamente sus derechos políticos y civiles.
Así que no tomemos a juego las elecciones (las que están por venir y las futuras). No es sólo ir a poner una crucesita en la imagen de uno de los partidos políticos o de los candidatos. No es únicamente ir a que te resellen tu credencial de elector o a que te pongan una tinta apestosa negra en tu dedo índice.
Las elecciones es un tema que se debe tomar con seriedad y con ética; sin dejarnos corromper y viendo por el bien público de nuestro país; y no por el bien individual de ada uno. Es decir, debemos y tenemos que ser objetivos en nuestra elección.
Y, pues solo queda esperar al día de la jornada electoral para saber quienes ganaron la elección. Y esperar tres o seis años (según el cargo) para saber si nuestra elección fue la mejor o fue un terrible error. Pero para entonces será muy tarde...
Pensemos nuestra decisión! Sólo eso nos queda!